Llenaba la mesa de pétalos de flor de cempasúchil cada año cuando ponía la ofrenda. Este año, mi altar tiene una sola flor: Xóchitl.
|
Tomada de mileniohidalgo.com |
No hay pétalos, ni jarrones, sólo su foto y su ausencia, y lágrimas.
Nunca lloré antes al poner la ofrenda, pensaba que seguro mi abuela o algún amigo pasarían por la casa a comer y beber algo de lo que había allí, pero este año lloré y me dio rabia tener que conformarme con pensar que mi tía Xóchitl tal vez se asome desde el cielo para beber un poco de te y comer pan de muerto.
No la quiero desde el cielo. Hubiera querido marcarle para que viniera a ver la megaofrenda del pueblo mágico en el que vivo ahora, lloré viendo el teléfono y preparando el te y colocando el pan sobre el papel picado.
Cómo pesa el paso del tiempo cuando no sólo significa que tus sobrinos crezcan, que tu abuela gane arrugas o que tu cuerpo no se vea como en la adolescencia...
Cómo pesa cuando los años te van restando amores...
En donde estés tía, si vienes a cenar, tómate un ratito para sentarte en mis sueños y platicar, tengo tantas cosas que contarte...