lunes, 30 de septiembre de 2013

Manicura

--Licenciada, ando vendiendo bolsas...
--No gracias, no cambio de bolsa nunca. No desde que nació JP, antes lo hacía a diario
(Risas)

Lo de la bolsa es cierto, también lo del cabello siempre perfecto y lo del maquillaje, y la manicura.

Hay días en los que quisiera un hada madrina para él, en serio, que lo viera un par de horas durante las cuales pudiera  irme a perder el tiempo al salón de belleza, o de compras, o leer sin oir su vocecita...

Me sentía bruja hasta hace poco por ello, pero ahora ya no. El papel de mamá abnegada no le va bien a nadie, la farsa en frente de los hijos tampoco. Últimamente le digo a JP "dame 10 minutos bombón, 10 minutos", y él se va a su cuarto y me toma con calma. Me tomo 10 minutos y respiro, me acuesto, pongo la cabeza en blanco y huyo...

Vivir lejos de la familia no es cosa fácil. Antes podía dejar a JP en cualquier momento con mi mamá o mi hermano y tomarme un tiempo --aunque antes, trabajando 16 horas diarias, me sentía culpable por hacerlo--, pero ahora dejarlo con ellos me toma poco más de 2 horas de traslado y para entonces estoy harta de manejar y quiero dormir.

Total que salgo menos, no cambio bolsa y a veces me peino, ja, pero este fin de semana además estuve en una fiesta sin manicura y con el barniz pelado, una belleza que salió en al menos una foto ¡estoy segura!

Hoy ando con las uñas despintadas, un par de cortadas cerca de las cutículas y las manos escondidas para que nadie las vea. Parte de los encantos de ser mamá, recien mudada a una ciudad distinta por apostarle a la familia.

Eso sí, JP se fue hoy impecable al colegio.


lunes, 23 de septiembre de 2013

Atardecer

"Me gusta esa hora del día donde el Sol va bajando, ma, cuando hay viento pero no hace frío y el sol ya no quema, esa es mi hora favorita del día..." 

Me lo dijo JP el sábado mientras yo manejaba por la carretera de Metepec al DF. Iba molesto porque el sol del mediodía le quemaba el bracito y no lo dejaba ver bien hacia La Marquesa. Luego se quedó dormido, cuando las nubes le dieron algo de tregua... 

Foto de Cristian Velazco, publicada en flickr.com
Yo me quedé pensando. Esa también es mi parte favorita del día, y más si es otoño. Me gusta cuando el viento apenas frío entra por la nariz y te recorre el cuerpo, cuando la luz del sol te toca los cachetes pero apenitas, sin quemar. Si vas caminando, hasta puedes cerrar los ojos y encontrar al sol con su calor bajito y con sus colores rojizos destellando en los párpados. Me gusta esa hora y luego, cuando la luz ya no está, me gusta cuando el viento frío de la noche te pega de frente después de un día largo, cuando con el frío y con la luna regresa la esencia de estar viva: respirar, avanzar, respirar. 

Venir acá a vivir fue una decisión larga, a la que le puse resistencia. 

Que JP identifique su parte favorita del día y la pase conmigo, en lugar de estar encerrado en una guardería, ha vencido los últimos resquicios de nostalgia por estar en otro lugar, en otro tiempo.

Esta es la aventura que ahora estamos empezando.